2 de febrero de 2025

José Ramón Montoya Beneytez

Ingeniero agrónomo

Ingeniero agrónomo, José Ramón Montoya es especialista en economía agraria por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, y ha hecho cursos de postgrado como el DEA en San Telmo.

Desde finales de los años ochenta y hasta 2022, ha sido el administrador único de las empresas agrarias familiares. 

Casado con Charo, médica de emergencias a la que “debe la vida”, tiene dos hijos, José Ramón, ingeniero Aeroespacial y Javier, doctor en Matemáticas y Física.

¿Cuál ha sido su trayectoria profesional y en la ganadería?

Desde que cursé mis estudios y durante unos años, trabajé en viveros y jardinería en el Excmo. Ayuntamiento de Córdoba, hasta que me di cuenta de que mi futuro estaba en la agricultura y la ganadería. Así, desde mediados de los años ochenta y hasta 2022, he mantenido el compromiso con las empresas familiares, compaginándolo con otros cargos, con la intención de aportar al sector, siendo miembro del Consejo Rector de COVAP , patrono de la Fundación Delgado Vizcaíno, vicepresidente de la Cooperativa Olivarera Cristo de Orense en Brazatortas (Ciudad Real), secretario técnico de Fedehesa, presidente del Parque Natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona, presidente de la Asociación de Ganaderos del Valle de Alcudia, o miembro del Comité Ejecutivo de Asaja Ciudad Real,  entre otros. 

En la actualidad, y por causas ajenas a nuestra voluntad, he pasado de administrador único de las sociedades a presidente de honor, con la satisfacción de seguir trabajando, desde la “barrera” y ya con más calma, en los problemas, y aconsejando a mi hijo José Ramón, mi sustituto, en sus decisiones.

¿Cuál ha sido y es su relación con COVAP?

La relación de mi familia con la Cooperativa data de los años sesenta, y viene de la mano de D. Santos Aránguez, miembro del Consejo Rector, que nos informa. De forma rápida y providencial, mi bisabuela entró a formar parte del “mundo COVAP”. 

Se habían vivido épocas de extrema sequía, donde la mortalidad superaba el ochenta por ciento de los animales. Con la llegada de los piensos compuestos, no solo se superó este problema, sino que apareció el engorde de manera semiprofesional. En ese momento, en el que apareció la Cooperativa en el Valle de Alcudia no solo como aliada, sino como cómplice, pensábamos que volver atrás era imposible, nos parecía haber conocido el “milagro” COVAP.

Pasaron los años y nuestras explotaciones agrarias familiares se transformaron en sociedades, donde tanto el accionariado como los administradores han ido cambiando a lo largo de las generaciones: primero mi abuela, después mi madre y hermanos y en la actualidad, mis hijos y sobrinos.

Así, aparece la quinta generación de socios de COVAP, manteniendo las mismas explotaciones que en los años sesenta.

Desde entonces, hemos participamos en diferentes secciones: Piensos, Crédito, Ovino de Carne, Lana, Vacuno de Carne y Servicios Técnicos.

Mi relación personal con COVAP desde los años noventa, consistió primero en dar continuidad a lo que me inculcaron mis antecesores. Más tarde, con la constitución de las actividades de Vacuno y Ovino de Carne, entramos a formar parte de ellas y yo en concreto en la Comisión de Vacuno de Carne, bajo la presidencia de D. Tomás Aránguez.  

En  2008, paso a formar parte del Consejo Rector bajo la presidencia de D. Ricardo Delgado Vizcaíno, como representante de Castilla La Mancha, en sustitución de D. Jesús Vera Peña y D. Francisco Javier Gil Agudo, con los que compartí trabajo.

Mi presencia en la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno data de esa fecha, ya que como representante de Castilla la Mancha, soy vocal de la misma.

¿Qué significado tiene para usted la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno?

Me integré como patrono hace 17 años. Conocer a D. Santiago Muñoz Machado, presidente, y a D. Rafael Yun Cabrera, secretario, me impresionó, por sus niveles intelectuales, formación y entrega. A D. Ricardo Delgado Vizcaíno ya lo conocía.

La Fundación aporta al conjunto de población que formamos el mundo COVAP, una labor social, de conocimientos, cultura, valores…  

Es necesario resaltar en el ámbito cultural las Jornadas de Otoño, donde ponentes de reconocimiento nacional e internacional nos han acompañado. También los Pianos en la calle o el Concierto de Navidad, o la magistral interpretación de Concha Velasco como Teresa de Jesús, entre otras muchas.

Para nuestros pequeños, campamentos, charlas por prestigiosos profesionales, becas…

En el mundo profesional y en nuestro ecosistema, acuerdos con Universidades y Asociaciones.

Por todo, la Fundación es un referente en Andalucía y otras zonas limítrofes.

¿Cómo cree que debe evolucionar la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno?

Los principios básicos, se mantendrán. Los tiempos cambian, aparecen nuevos problemas, nuevos retos. El nivel de los ganaderos también ha cambiado. Se usan las redes, programas informáticos y la IA. 

Desde la Fundación, se tiene muy claro que la continuidad de la actividad agroganadera pasa por el mantenimiento de las ganaderías, sin quitar importancia a otros temas como es la falta de mano de obra. Otros `problemas tienen que ver con el mantenimiento de la dehesa y la cabaña ganadera, sin olvidar el agua.

La Fundación, desde su parcela, ya participa en la solución de estos desafíos.

“Desde la Fundación, se tiene muy claro que la continuidad de la actividad agroganadera pasa por el mantenimiento de las ganaderías, sin quitar importancia a otros temas como es la falta de mano de obra.”

¿Cree que el campo es atractivo para los jóvenes de hoy en día?

Es difícil para el joven de ciudad, que la abandone y se venga al mundo rural. Muchas son las causas, entre ellas el desconocimiento.

Hoy día, el nivel y la calidad de vida han cambiado. La automatización, electrificación, 4G y/o 5G, cambio de estructuras en las explotaciones, caminos, vehículos…etc., hacen que el trabajo duro de antaño sea más llevadero, incluso comparándolo con otros oficios que se han considerado más cómodos.

Por otro lado, es cierto que el profesional del mundo rural y ganadero, necesita de una vocación especial.

La Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, consciente de la situación, trabaja ya para aminorar el efecto.  

¿Tiene usted relevo generacional? ¿Cómo cree que habría que hacerlo?

Hasta hace poco no lo tenía. Mi hijo mayor, José Ramón, se definió por la Ingeniería Aeroespacial. Al terminar sus estudios me comentó que se dedicaría al mundo emprendedor. “Prueba con el campo”, le dije yo. Pero al principio no fue muy receptivo.

En la actualidad, es el administrador único de nuestras explotaciones, e incluso arrendatario de alguna más.

Hoy la incorporación de jóvenes al mundo ganadero por lo general es más consciente, con más motivación y conocimientos. Con las nuevas tecnologías, a las cuales sin duda hay que acudir para sobrevivir, hacen el trabajo más productivo, más profesional y con mayor calidad de vida.

Aunque la actividad agraria está teniendo muchos ataques, generalmente es por agentes que no conocen ni respetan nuestra actividad.

En un balance, y ante la incorporación de los jóvenes y siempre que se tenga auténtica vocación, que es fundamental, les haría estas reflexiones, entre otras.

Generalmente se trata de la sucesión de un negocio ya consolidado. Así que les diría que es necesaria la profesionalización y aplicar tecnología. Entrar en el sector más estratégico como es la alimentación, da estabilidad. Calidad de vida frente a la gran ciudad, que se incrementa con la mejora de las comunicaciones.

En la Fundación, conscientes de la importancia de la profesionalización de los ganaderos, se han organizado programas formativos y particularmente los que pertenecemos a esta gran casa, COVAP, donde tenemos garantizados la compra y venta de nuestras producciones al menos a precio del mercado, la existencia de los servicios técnicos con sus controles y asesoramientos sanitarios, de gestación, de manejo, de producción,…,etc. hacen más sencilla y rentable nuestra profesión, contribuyendo a facilitar el relevo.

Con toda su experiencia, ¿volvería a estudiar la misma carrera y ejercer su profesión? ¿Qué cambiaría?

Sin duda ninguna, volvería a cursar mis estudios. Me han dado conocimientos técnicos, económicos y amplia mentalidad para afrontar mis grandes objetivos y desafíos a lo largo de mi vida.

Puedo decir que en lo profesional me ha ido bien. Me ha gustado y mucho, mi profesión. Me he enfrentado a muchos retos y he tenido la suerte de encontrar grandes colaboradores en todos los estratos de mi profesión. De todas las actividades en las que he participado, he aprendido, e incluso lo he aplicado a otros campos. La vida ha sido generosa conmigo.

¿Cambiaría algo? En general no. ¿Quién me dice que de haberlo hecho me hubiera ido mejor? 

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