30 de marzo de 2025

D. Rafael Yun Cabrera

Exsecretario de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno
Tras más de dos décadas de entrega a la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, Rafael Yun Cabrera repasa su trayectoria y expresa el profundo orgullo de haber formado parte de una institución de referencia, así como de haber trabajado codo a codo con el presidente fundador de COVAP, algo que expresa nada más comenzar nuestra entrevista.

Tras más de dos décadas de entrega a la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, Rafael Yun Cabrera repasa su trayectoria y expresa el profundo orgullo  de haber formado parte de una institución de referencia, así como de haber trabajado codo a codo con el presidente fundador de COVAP, algo que expresa nada más comenzar nuestra entrevista.

“Ante todo, agradecerles que me ofrezcan ocasión de expresar el orgullo de haber participado, de forma modesta, pero entusiasta, en la Institución de alta excelencia que se llama FUNDACIÓN RICARDO DELGADO VIZCAÍNO. Desde que fue fundada (29 de abril de 1996) y durante los siguientes 23 años, tuve el honor de colaborar en ella como secretario, hasta que motivos de edad y circunstancias personales, me obligaron cesar en el cargo. Confieso que en esa bella época culminaron largos años anteriores trabajando en la Cooperativa al lado de quien fue su presidente fundador, el inolvidable DON RICARDO DELGADO VIZCAÍNO. Los llevo en el espíritu como gran orgullo de mi larga vida. Colaborar con él fue, desde el principio, motivo de asombro por su laboriosidad, constancia y carácter personal. A veces también de estupor por la toma de decisiones improvisadas y el valor mostrado en las  frecuentes adversidades de una empresa tan compleja de gestionar como apasionante en objetivos. Era tal la confianza que irradiaba su persona que, no sólo ante los propios colaboradores, sino en gestiones oficiales o comerciales, nunca dejaba de conseguir sus propósitos. Era como si se concentrase en su persona toda la energía que generaba el conjunto de la Cooperativa. Admiración que compartí siempre junto con la infinidad de colaboradores suyos, unidos desde entonces con lazos de amistad y colaboración. Especialmente con el actual presidente, homónimo de su buen padre, a los que puede atribuírsele la dedicatoria que el poeta HORACIO incluye en su célebre EPÍSTOLA A LOS PISONES, dedicada a la familia del cónsul LUCIO PISÓN, como elogio que no puede ser más breve ni más sublime: ILUSTRE PADRE, HIJOS DIGNOS DE TAL PADRE”

¿Cómo recuerda los primeros años de existencia de la Fundación?

       Con la reserva de que la edad hace perder vigor de la memoria y de la reflexión, trataré de recordar los hechos más sobresalientes que promovieron su creación, así como la época de la Cooperativa que los rodeó.

       Hasta el año 1986 D. Ricardo compatibilizó los cargos de presidente y director de la Cooperativa, y al cumplir la edad reglamentaria, cesó en el segundo. Tan arraigada estaba la confianza en D. Ricardo, que el cambio no significó en la práctica nada especial a la marcha de la Cooperativa. La atención se concentraba por entonces en el mercado de la leche envasada y en la organización del matadero. La preocupación no llegó hasta varios años después con los primeros atisbos de enfermedad en D. Ricardo, que no impidieron, mientras le fue posible, seguir en su puesto. La última Asamblea General que presidió, ya muy decaído, fue la de 27 de junio de 1993. Su fallecimiento el 20 de febrero siguiente, fue sentido con profundo dolor colectivo y abrió una crisis tan emotiva como preocupante. Éramos conscientes de que dejaba la Cooperativa sólidamente asentada, pero privada de quien había sido su gestor ejemplar, símbolo y ejemplo colectivo. En aquellos momentos de duelo general, tanto los miembros del Consejo Rector como los cuadros gestores estuvimos decididos a mantener, no sólo la actividad, sino la eficacia y prestigio de “nuestra” Cooperativa, que tanto desvelo había costado conquistar. 

       La Junta General convocada según Estatutos para elegir nuevo presidente, (22 de mayo de 1994), adoptó la acertada decisión, de nombrar presidente a D. Tomás Aránguez Toledano y vicepresidente a D. Rafael Vargas Cabrera que se pusieron al frente del Consejo Rector, sin otros  cambios. Significaba la continuidad de la gestión y estructura de la Cooperativa. Ese primer Consejo Rector fue el que tuvo la fértil idea de crear una FUNDACIÓN CULTURAL en memoria y honor de quien había sido presidente y alma de la Cooperativa durante los últimos 35 años de su vida. Fue oficialmente constituida en escritura pública en 2 de abril de 1996 y aprobados sus estatutos y fines. Se propuso para presidir su Patronato a DON SANTIAGO MUÑOZ MACHADO, ya por entonces prestigioso jurista, Catedrático de Derecho y persona bien relacionada con los medios intelectuales de toda España, que aceptó el cargo. Junto con él se designaron patronos natos a quienes fueran presidente, secretario y director de la Cooperativa. Lo era ya en aquel tiempo, DON JUAN LUIS VILLANUEVA RUÍZ MATEOS. Más tarde se acordó incluir en el patronato a tres miembros más en representación de las Comarcas del ámbito de la Cooperativa, Alcudia, La Serena y Los Pedroches.  

    Los primeros años fueron plenos de iniciativas y actividades. Imposible recordarlas todas. Desde la solemne presentación oficial de la Institución en el desaparecido Hotel San Francisco, con numerosos representantes oficiales y de la intelectualidad nacional. Conciertos en la Iglesia de Sta. Catalina, edición y distribución de la Colección de Clásicos Castellanos, dirigida por D. Francisco Rico. Más tarde D. José Manuel Sánchez Ron ofreció editar otra sobre temas científicos que no llegó a prosperar y que hubiera sido su complemento.  Comenzaron a celebrarse las Jornadas de Otoño, en colaboración con la UNIVERSIDAD MENÉNDEZ PELAYO que tanto han contribuido a elevar la cultura, la curiosidad intelectual y el conocimiento directo y recíproco de personalidades científicas, historiadores, artísticas, etc. de toda España. Lamento no poder extenderme en este punto que resumiría una mínima parte de los beneficios que la Fundación ha derramado sobre Pozoblanco y la Comarca, elevando su nivel cultural y sobre todo excitando la ambición de saber, que siempre está necesitada de estímulo, oportunidad y ocasión.  

¿Cuál ha sido la aportación más relevante de la Fundación en estos 30 años de historia?

   A mi modesto entender, el mayor beneficio prestado por la Fundación a la colectividad es haber llegado a ser considerada como ejemplo de un moderno MECENAZGO COLECTIVO. Tanto activo, por lo que ofrece directamente, como por la ayuda que presta a quien lo solicita y merece. Configurada bajo la forma jurídica de FUNDACIÓN RICARDO DELGADO VIZCAÍNO, realmente consiste en el brazo cultural de la gran Cooperativa COVAP. Nutrida y financiada por ella, todas sus iniciativas, están orientadas a organizar hechos culturales que de otra forma estarían fuera del alcance de la mayoría, y a prestar ayuda organizativa o económica a quien esté dentro de sus normas y lo merezca. Se ha convertido en impulsora del conocimiento, de las artes y protectora de la juventud con ambición de ampliar conocimientos o nivel académico. Y con la esperanza de que nadie pierda la ocasión de acceder al conocimiento o a superar sus limitaciones.

“El mayor beneficio prestado por la Fundación a la colectividad es haber llegado a ser considerada por ella como ejemplo de un moderno MECENAZGO COLECTIVO”

¿Qué le gustaría de la Fundación en sus próximos pasos?

      La continuidad en sus actividades, desde las más modestas a las más espectaculares. De las colectivas a las individuales. A la ayuda en la edición de obras que consideren meritorias, sin olvidar nunca cómo y dónde descubrir el genio que pueda ocultarse en el espíritu del o de la joven y dispuesto a elevar sus conocimientos con el estudio y/o el aprendizaje. Esa excelente condición suele ser intuida por los propios maestros o profesores y una vez confirmada, debe cuidarse como el mayor tesoro. Con suerte y colaboración con los centros educativos, podríamos aspirar al deseo para España, que tan bellamente expresara D. Santiago Ramón y Cajal. “. . . conseguir que ningún río se pierda en el mar, ni ningún talento en la ignorancia”.

        Y de esta manera contribuir, también modestamente, a mejorar la época que nos ha tocado vivir, tan decadente en lo moral como mediocre en lo artístico.

Más entrevistas